Por Alan D. Wolfelt, Ph.D. | Center for Loss & Life Transition
Traducción: Divya Dristi Dasi
“Cuando las palabras sean inadecuadas, ten un ritual”.
Autor desconocido
Los rituales son actividades simbólicas que nos ayudan a expresar nuestros pensamientos y sentimientos más profundos acerca de los eventos más importantes de nuestra vida, acompañados de nuestros familiares y amigos. El bautizo celebra el nacimiento de un niño o una niña y su aceptación dentro de la familia de la iglesia. Las fiestas de cumpleaños honran el paso de otro año en la vida de alguien a quien amamos. Los matrimonios afirman públicamente el amor privado que comparten dos personas.
El ritual funerario también es un medio público, tradicional y simbólico de expresar nuestras creencias, pensamientos y sentimientos sobre la muerte de un ser querido. Rica en historia y llena de simbolismo, la ceremonia fúnebre nos ayuda a reconocer la realidad de la muerte, da testimonio de la vida de la persona difunta, fomenta la expresión del dolor de una manera consistente con los valores culturales, brinda apoyo a los dolientes, permite abrazar la fe y las creencias sobre la vida y la muerte, y ofrece continuidad y esperanza a los vivos.
Desafortunadamente nuestra cultura evita el duelo y ha olvidado en gran medida estos propósitos cruciales de un funeral significativo. Como educador sobre la muerte y consejero de duelo, me preocupa profundamente que las personas, las familias y en última instancia la sociedad sufra debido a la falta del ritual del funeral. Este articulo explora los beneficios curativos de los funerales significativos, beneficios que estamos perdiendo debido a la tendencia a la desritualización.
He descubierto que una manera útil de enseñar acerca de los propósitos de las ceremonias fúnebres auténticas es enmarcarlas en el contexto de “las necesidades del duelo”, mi versión de lo que otros autores han llamado las “tareas del duelo”.
Las 6 necesidades del duelo son el aspecto más importante para sanar. En otras palabras, las personas en duelo que han atendido estas necesidades a través de su propio trabajo de duelo y a través del amor y la compasión de quienes los rodean, a menudo son capaces de reconciliarse con su dolor y encontrar un sentido continuo a la vida.
¿Cómo ayuda el funeral auténtico a satisfacer las 6 necesidades del duelo?
1ª necesidad del duelo: reconocer la realidad de la muerte
Cuando un ser querido muere, si, a pesar del dolor, queremos seguir adelante, debemos reconocer abiertamente la realidad y el carácter definitivo de la muerte. Típicamente abrazamos este dolor en dos fases. Primero reconocemos la muerte con nuestras mentes; se nos dice que alguien a quien amamos ha muerto y, al menos de manera lógica, entendemos que la muerte es un hecho. En el transcurso de los siguientes días y semanas, y con la amable comprensión de aquellos que nos rodean, comenzamos a reconocer la realidad de la muerte en nuestros corazones.
Las ceremonias fúnebres significativas pueden servir como maravillosos puntos de partida para la “comprensión mental” de la muerte. Intelectualmente los funerales nos enseñan que alguien a quien amamos ahora está muerto, a pesar de que hasta el funeral nosotros hayamos negado este hecho. Cuando contactamos con la funeraria, fijamos una hora para el servicio, planificamos la ceremonia, vemos el cuerpo, quizás incluso elegimos ropa y joyas para el cuerpo, no podemos evitar reconocer que la persona ha fallecido. Cuando vemos que el ataúd se baja al suelo, somos testigos del definitivo de la muerte.
2ª necesidad del duelo: avanzar hacia el dolor de la perdida
A medida que reconocemos más la muerte y progresamos de la “comprender mentalmente” hacia la “comprender de corazón”, comenzamos a abrazar el dolor de la pérdida. Esta es otra de las necesidades que el doliente debe satisfacer para poder sanar. Un duelo saludable significa que expresamos nuestros pensamientos y sentimientos dolorosos, y las ceremonias fúnebres saludables nos permiten hacerlo.
En los funerales la gente tiende a llorar, incluso a sollozar y lamentarse, porque nos obligan a concentrarnos en que la muerte es un hecho y en nuestros sentimientos, a menudo terriblemente dolorosos. Durante al menos una o dos horas (mucho más para los dolientes que planean la ceremonia), los asistentes al funeral no pueden intelectualizar o distanciarse de su dolor. Un beneficio de los funerales es que son un lugar donde nuestros sentimientos dolorosos se aceptan. De hecho, los funerales son quizás el único lugar y momento durante el cual como sociedad aprobamos que nuestra tristeza se exprese abiertamente.
3ª necesidad del duelo: recordar a la persona que murió
Para sanar el dolor debemos cambiar nuestra relación con la persona que murió: de una relación física a una relación de recuerdos. El funeral autentico nos anima a comenzar este cambio, brindándonos un momento y un lugar naturales para pensar en los momentos buenos y malos que compartimos con la persona que murió. El funeral es el mejor momento para enfocarnos en nuestra relación pasada con esa persona única y para compartir esos recuerdos con los demás.
En los funerales tradicionales, el discurso resalta los eventos más importantes en la vida de la persona difunta y las características que él o ella exhibió de manera más prominente. Esto es de gran ayuda para los dolientes, ya que tiende a generar recuerdos más íntimos y personales. Mas tarde, después de la ceremonia, muchas de las personas que nos conocen seguirán compartiendo recuerdos de la persona que murió. Esto también es muy significativo. A lo largo de nuestro proceso de duelo, cuanto más podamos “contar la historia” de la muerte y de nuestros recuerdos de la persona que murió, más posibilidades tendremos de reconciliarnos con nuestro dolor.
Además, compartir recuerdos en el funeral afirma el valor que le hemos otorgado a la persona fallecida, legitimando nuestro dolor. A menudo, los demás eligen compartir con nosotros recuerdos que no habíamos escuchado antes. Con esto, descubrimos la vida que la persona fallecida tenía aparte de nosotros, y nos permite tener atisbos de esa vida, los cuales podremos apreciar para siempre.
4ª necesidad del duelo: desarrollar una nueva identidad propia
Otra necesidad principal del duelo es el desarrollo de una nueva identidad propia. Todos somos seres sociales, y el sentido de nuestras vidas está relacionado con relación a las vidas de quienes nos rodean. Yo no soy solo Alan Wolfelt, también soy hermano, esposo, padre y amigo. Cuando alguien cercano a mi fallece, mi propia identidad, que está definida bajo esos términos, cambia.
El funeral nos ayuda a comenzar este difícil proceso de desarrollar una nueva identidad propia porque proporciona un medio social para que nuestros nuevos roles se reconozcan de manera pública. Si eres padre de un niño y ese niño muere, el funeral marca el comienzo de una vida como ex padre (en el sentido físico; siempre tendrás esa relación a través de la memoria). Las personas que asisten al funeral, en efecto, están diciendo: “Reconocemos tu cambio de identidad y queremos que sepas que todavía nos preocupamos por ti”.
Por otro lado, en situaciones donde no hay un funeral el grupo social no sabe cómo relacionarse con la persona cuya identidad ha cambiado y muchas veces esa persona es abandonada socialmente. Además, tener amigos y familiares que nos apoyen en el momento del funeral nos ayuda a darnos cuenta de que, literalmente, aun existimos. El problema de identidad personal se refleja en un comentario que suelen hacer las personas en duelo: “Cuando ella murió, sentí que una parte de mí también murió”.
5ª necesidad del duelo: en busca de sentido
Cuando un ser querido muere naturalmente nos cuestionamos el sentido de la vida y la muerte. ¿Por qué murió esta persona? ¿Por qué ahora? ¿Por qué de esta manera? ¿Por qué tiene que doler tanto? ¿Qué sucede después de la muerte? Para sanar el dolor debemos explorar este tipo de preguntas si queremos llegar a reconciliarnos con nuestro dolor. De hecho, primero tenemos que hacernos estas preguntas para decidir por qué deberíamos seguir viviendo, antes de poder preguntarnos cómo vamos a conseguirlo. Esto no significa que debamos encontrar respuestas definitivas, pero necesitamos pensar y sentir estas cosas.
En un nivel básico, el funeral refuerza un hecho central de nuestra existencia: todos nos moriremos. Vivir es un proceso tan natural e inevitable como vivir. (Nosotros, los norteamericanos, tendemos a no reconocer esto). El funeral nos ayuda a buscar el sentido en la vida y la muerte de la persona que falleció, así como en nuestras propias vidas y muertes inminentes. Cada funeral al que asistimos sirve como una especie de ensayo general para el nuestro.
Los funerales son una forma en la que como individuos y como comunidad, transmitimos nuestras creencias y valores sobre la vida y la muerte. El simple hecho de celebrar un funeral demuestra que la muerte es importante para nosotros. Así es como debe ser, para que los vivos continúen viviendo tan saludable y plenamente como sea posible.
6ª necesidad del duelo: recibir apoyo continuo de los demás
Como hemos dicho, los funerales son un medio público para expresar nuestras creencias y sentimientos acerca de la muerte de un ser querido. De hecho, los funerales son un espacio público para ofrecer apoyo a los demás y recibir su apoyo, tanto en el momento del funeral como en el futuro. Los funerales son una declaración social que dice: “Vengan a apoyarme”. Ya sea que se den cuenta o no, las personas que eligen no tener un funeral están diciendo: “No vengan a apoyarme”.
Los funerales también nos permiten demostrar nuestro apoyo físicamente. Lamentablemente la nuestra no es una sociedad expresiva, pero en los funerales nos “permitimos” abrazar, tocar, consolar. Una vez más, nuestras palabras son inadecuadas, y por eso demostramos nuestro apoyo de maneras no verbales. Esta muestra física de apoyo es uno de los aspectos curativos más importantes de las ceremonias fúnebres significativas.
Finalmente, los funerales sencillamente sirven como un punto central de encuentro para las personas en luto. Cuando nos importa alguien que murió o nos preocupamos por los miembros de su familia, de ser posible asistimos al funeral. Nuestra presencia física es la mejor manera de mostrar apoyo a los vivos. Al asistir al funeral, les hacemos saber que no están solos en su dolor.