Camino a la comprensión del “síndrome de volverse loco” (Parte 1)

Por Alan D. Wolfelt, Ph.D. | Center for Loss & Life Transition

En su hermoso libro, A Grief Observed (Una pena en observación), C. S. Lewis escribió sobre su experiencia después de la muerte de su esposa. Afirmó: “una consecuencia rara de mi pérdida es que soy consciente de ser una vergüenza para cualquier persona que conozco…Tal vez las personas de luto deberían estar aisladas en establecimientos especiales como los leprosos”.

Como tan adecuadamente enseña a partir de su experiencia, la sociedad tiende a hacer sentir a la persona de luto una vergüenza y pena intensa por sus sentimientos de dolor. No me sorprende que la pregunta que más me hacen las personas de luto sea: “¿estoy loco?”.

La vergüenza se puede describir como el sentimiento de que algo de lo que está haciendo está mal. Además, es posible que sienta que si llora, debería sentir vergüenza. Si lo perciben como “que está bien” con el duelo, se le considera “fuerte” y “bajo control”. El mensaje es que la persona bien controlada se mantiene racional en todo momento.

Este mensaje se combina con otro. La sociedad implica de manera errónea que si usted, como una persona de luto, expresa abiertamente sus sentimientos de duelo, es una persona inmadura. Si sus sentimientos son moderadamente intensos, es posible que se le etiquete como “demasiado emocional”. Si sus sentimientos son extremadamente intensos, incluso es posible que se refieran a usted como “loco” o un “doliente patológico”.

Este artículo es el primero de un documento de tres partes que tratan una pregunta frecuente: “¿estoy loco?”. Entregué información acerca de la normalidad de la desorganización y confusión que a menudo aparece cuando sufrimos la muerte de un ser querido. En el siguiente artículo, mencionaré otros aspectos del duelo y el luto, que a menos que se normalicen, pueden hacerle pensar que está loco.

Desorganización, confusión, búsqueda, anhelo

Quizás la parte que más aísla y atemoriza del proceso de duelo es el sentido de desorganización, confusión, búsqueda y anhelo que a menudo se presenta con la pérdida. A menudo, estas experiencias se presentan cuando comienza a enfrentar la realidad de la muerte. Como una persona de luto dijo: “Sentí como si fuera un viajero solitario sin compañía, y peor aún, sin destino. No podía encontrarme a mí mismo ni a nadie más”.

Esta dimensión del duelo puede causar el “síndrome de volverse loco”. En el duelo, los pensamientos y las conductas son diferentes a lo que normalmente experimenta.

Es natural que sepa si sus pensamientos, sentimientos y conductas son normales o anormales. Las experiencias que se describen a continuación son comunes después de la muerte de un ser querido. Un objetivo principal de este artículo es simplemente validar estas experiencias de manera que sepa que usted no está loco.

Después de la muerte de un ser querido, es posible que se sienta inquieto, agitado, impaciente y confundido constantemente. Es como estar en medio de un río turbulento, cuyas aguas avanzan a gran velocidad, donde usted no puede agarrarse de nada. Pensamientos desconectados entre sí pasan por su mente, y las emociones fuertes pueden ser abrumadoras.

Puede manifestar desorganización y confusión en su capacidad para realizar cualquier tarea. Puede comenzar un proyecto, pero dejarlo sin terminar. La mala memoria y la poca eficacia son comunes para muchas personas que experimentan esta dimensión del duelo. Temprano en la mañana y tarde en la noche son los momentos en que puede sentirse más desorientado y confundido. Estos sentimientos, con frecuencia, están acompañados de fatiga y falta de iniciativa. Es posible que los placeres cotidianos ya no le importen.

También puede experimentar una búsqueda inquietante de la persona que ha muerto. El anhelo y la preocupación junto con los recuerdos pueden dejarlo agotado. Sí, el proceso de luto es agotador. Lo deja sintiéndose destruido.

Podría incluso experimentar un cambio de percepción; otras personas pueden comenzar a parecerse a la persona que murió. Usted puede estar en un centro comercial, mirar por el pasillo y creer que ve a la persona que tanto amó. O ver pasar un automóvil como el de la persona que murió y darse cuenta que está siguiendo al automóvil. A veces, puede escuchar que se abre la puerta del garaje y que la persona entra a la casa como hizo muchas veces en el pasado. Si estas experiencias le ocurren a usted, recuerde: usted no está loco.

Las alucinaciones visuales ocurren con tanta frecuencia que no se pueden considerar anormales. Yo personalmente prefiero el término “recuerdo fotográfico” que alucinación. Como parte de su búsqueda y anhelo cuando está de luto, es posible que no solo experimente una sensación de la presencia de la persona muerta, sino que también tenga visiones fugaces de la persona por la habitación. Una vez más, recuerde estas palabras: usted no está loco.

Otras experiencias comunes durante este período incluyen las dificultades para comer y dormir. Puede experimentar falta de apetito o comer en exceso. Incluso cuando come, es posible que sea incapaz de sentir el sabor de los alimentos. La dificultad para quedarse dormido y despertar temprano en la mañana también son experiencias comunes asociadas con esta dimensión del duelo.

Puede resultarle útil recordar que la desorganización después de la pérdida siempre viene antes de cualquier nueva orientación. Algunas personas intentarán que evite cualquier forma de desorganización o confusión. Recuerde: simplemente no se puede hacer. Aunque parezca extraño, tenga en mente que su desorganización y confusión son realmente peldaños en su camino hacia la recuperación.

Pautas de autocuidado

Si la desorganización, la confusión, la búsqueda y el anhelo son, o han sido, parte de su proceso de duelo, no se preocupe por la normalidad de su experiencia. Es muy importante que nunca olvide estas tranquilizadoras palabras: usted no está loco.

Cuando se sienta desorientado, hable con alguien que lo comprenda. Para sanarse, el duelo se debe compartir con alguien más aparte de usted. Espero que cuente al menos con una persona que usted vea que lo comprende y que no lo juzgará. Esa persona debe ser paciente y estar atenta porque usted puede contar su historia una y otra vez a medida que trabaja para aceptar su duelo. Debe interesarse genuinamente por comprenderlo. Si trata de hablar sobre su desorganización y confusión, y la persona no desea escuchar, busque a otra persona que satisfaga mejor sus necesidades.

Los pensamientos, sentimientos y comportamientos de esta dimensión no ocurren todos a la vez. A menudo, se experimentan como en forma de ola. Es de esperar que usted cuente con alguien que lo apoye durante cada ola. Es posible que necesite hablar y llorar durante largos períodos. En otras ocasiones, es posible que solo necesite estar solo.

No trate de interpretar lo que no puede pensar o sentir. Simplemente vívalo. A veces, puede pensar que no tiene mucho sentido lo que dice. Y es posible que no. Pero hablarlo incluso puede ser esclarecedor para usted, a un nivel de experiencia que tal vez no se imagina.

Durante este período, evite tomar decisiones importantes como vender la casa y cambiarse a otra comunidad. La dificultad para actuar con criterio se da de manera natural en esta parte de la experiencia del duelo, las decisiones que se toman en un mal momento podrían provocar más pérdidas. Vaya lento y sea paciente consigo mismo.

Referencia
Lewis, C. S., A Grief Observed (Una pena en observación). 1963. Seabury Press, New York, NY.

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