Camino a la comprensión del “síndrome de volverse loco” (Parte 2)

Por Alan D. Wolfelt, Ph.D. | Center for Loss & Life Transition

Como observó C. S. Lewis, “el duelo es semejante a un valle grande y sinuoso donde cualquier curva puede llevar a un paisaje totalmente nuevo”. A medida que explora el terreno de su proceso único de duelo, usted puede preguntarse: “¿estoy loco?”. Una parte fundamental de la recuperación en el duelo es comprender la normalidad de su experiencia.

Este artículo es la segunda parte de una serie de tres, que tratan esta pregunta frecuente: “¿estoy loco?”. En el primer artículo, se entregó información acerca de la normalidad de la desorganización y confusión que a menudo aparece cuando sufrimos la muerte de un ser querido. En este artículo, mencionaré aspectos del duelo y el luto que, a menos que se normalicen, pueden hacerle pensar que está loco.

Mi propósito no es indicar lo que le debe ocurrir a usted. En lugar de ello, le recomiendo que se familiarice con lo que puede encontrar mientras sufre y pasa por su período de luto. Una parte fundamental de la recuperación en el duelo es comprender la normalidad de su experiencia.

A continuación, le presentamos los posibles aspectos que puede manifestar en su proceso:

  • distorsión del tiempo;
  • revisión o reflexión obsesiva;
  • búsqueda de sentido;
  • ¿es esta muerte la voluntad de Dios?;
  • objetos de transición;
  • pensamientos suicidas;
  • instancias de vacaciones y aniversarios del duelo.

Distorsión del tiempo

“¡No sé qué día es ni mucho menos qué hora es!”. Este tipo de comentarios es común cuando está de luto. A veces, el tiempo pasa muy rápido; otras veces, apenas avanza. Su sentido del pasado y el futuro también puede parecer que se congelan en su lugar. Incluso puede perder la noción del día o mes que es.Esta experiencia normal de la distorsión del tiempo desempeña una función en el “síndrome de volverse loco”. No, usted no está loco, pero si no sabe que esto es normal, puede pensar que lo está.

Revisión o reflexión obsesiva

La revisión o reflexión obsesiva son términos psicológicos que se usan para describir la manera en que puede repetir las circunstancias sobre la muerte o las historias de la persona que ha muerto. Es “contar su historia” una y otra vez. En su proceso de duelo, usted puede, a menudo, revisar sucesos de la muerte y recuerdos de la persona que murió una y otra vez. Este proceso normal ayuda a unificar su mente y corazón. Permítase hacer esto. Bloquearlo no lo ayudará a recuperarse. No se enoje consigo mismo si no puede dejar de querer repetir su historia. Revisar o reflexionar es una parte poderosa y necesaria del duro proceso de luto.

Sí, duele pensar y hablar de manera constante de la persona que tanto amó. Pero recuerde que todas las heridas del duelo empeoran antes de cicatrizar. Sea compasivo consigo mismo. Trate de rodearse de personas que le permitan y le recomienden repetir todo lo que necesite contar de nuevo.

Búsqueda de sentido

Naturalmente, usted trata de darle sentido a la muerte de alguien que ama. Es posible que se encuentre haciéndose preguntas como: “¿por qué él o ella?”, “¿por qué ahora?” o “¿por qué de esta manera?”.

Sí, usted tiene preguntas. Está simplemente tratando de comprender su experiencia. No, las respuestas no siempre serán, y a menudo no lo son, específicas a sus preguntas. Sin embargo, aún necesita permitirse hacerse estas preguntas.

Mientras lucha con el “¿por qué?”, es posible que esté enojado con Dios o un Poder Superior. Puede sentirse estancado o desilusionado con su vida espiritual a medida que acepta su dolor. Por otra parte, se puede sentir más cerca que antes. Solo puede estar donde está.

Es posible que se le puedan ocurrir muchos motivos por los que la persona que murió no debió haber muerto bajo esas circunstancias o en este momento. Cualquiera sea la naturaleza o la cantidad de preguntas, planteárselas es una pate normal de su proceso de duelo.

A medida que explore el sentido de esta experiencia a través de sus preguntas, asegúrese de no cometer “suicidio espiritual”. No se prohíba hacerse preguntas que sabe que están en su interior. Si lo hace, es posible que cierre su capacidad de dar y recibir amor durante este período vulnerable de su vida.

Sea consciente de que las personas pueden tratar de decirle que no haga preguntas sobre su búsqueda personal de sentido en su proceso de duelo. O peor aún, tenga cuidado con las personas que siempre intentan tener una respuesta sencilla a sus preguntas difíciles. La mayoría de las personas de duelo no encuentran consuelo en respuestas fáciles, tampoco lo hará usted. La recuperación ocurre al plantear las preguntas en primer lugar, no solo en encontrar las respuestas.

Encuentre un amigo, un grupo o un orientador que comprenda su necesidad de buscar sentido y que lo apoye sin intentar ofrecer respuestas. La compañía y que lo escuchen de manera receptiva puede ayudarlo a explorar sus valores religiosos y espirituales, a cuestionar su filosofía de vida y a renovar sus recursos de vida.

¿Es esta muerte la voluntad de Dios?

Estrechamente relacionada con la búsqueda de sentido está la pregunta que comúnmente se plantea: “¿es esta muerte la voluntad de Dios?”. Si tiene la percepción de un Dios todopoderoso o de un Poder Superior, probablemente encuentre esta pregunta particularmente difícil.

A veces, puede razonar: “Dios me ama, entonces ¿por qué me quitó a la persona más preciada?”. O tal vez le han dicho: “Es la voluntad de Dios y simplemente debe aceptarla y seguir adelante”. Sin embargo, si usted internaliza este mensaje, es posible que reprima su dolor e ignore su necesidad humana de duelo.

Reprimir su dolor porque necesita “simplemente aceptarlo y seguir adelante” puede ser autodestructivo. Si no hace preguntas y no expresa sus sentimientos, puede finalmente desesperarse.

Si su alma no se expresa, su cuerpo será el que protestará. Reprimir y negar las preguntas que siente en el corazón puede, y a menudo ocurre así, evitar que las heridas cicatricen. Preste atención a sus preguntas.

Objetos de transición

Los objetos de transición corresponden a pertenencias de la persona que falleció. A menudo le pueden brindar consuelo. Los objetos tales como prendas, libros u otras posesiones preciadas pueden ayudarlo a sentirse más cerca de la persona que tanto extraña.

Por ejemplo, durante la orientación con una mujer de luto, ella compartió el hecho de que le consolaba tener una de las camisas favoritas de su marido en su cama. Dijo: “Cuando me aferraba a su camisa, no me sentía tan sola. Pero cuando empecé a desahogar mi pena y pasó el tiempo, ya no necesité la camisa”.

Algunas personas pueden intentar alejarlo de pertenencias como la camisa descrita anteriormente. Esta conducta coincide con nuestra tendencia cultural de evadir el dolor en lugar de enfrentarlo.

Recuerde: acepte el consuelo que le brindan los objetos familiares. Deshacerse de ellos antes de tiempo desvanece la sensación de seguridad que proporcionan estos objetos. Una vez que alcance la reconciliación, es probable que sea capaz de tomar mejores decisiones con respecto a qué hacer con estas pertenencias. Sin embargo, habrá algunas cosas que querrá conservar para siempre. Eso también está bien. El hecho de que simplemente se deshaga de las pertenencias de su ser querido no significa que se recuperó del dolor.

Conservar algunas pertenencias tampoco quiere decir que ha “creado un santuario”. Esta expresión se utiliza cuando la persona conserva todo en forma intacta durante años, después de la muerte de un ser querido. Sin embargo, crear un santuario solo evita reconocer la dolorosa nueva realidad de que su ser querido ha muerto. Es importante comprender la diferencia entre conservar objetos de transición y crear un santuario. Los objetos lo ayudan a recuperarse; los santuarios, no.

Pensamientos suicidas

Los constantes pensamientos donde se cuestionan las ganas de seguir viviendo pueden ser una parte normal del dolor y el luto. Es posible que diga o piense: “No sé si me importaría no despertar en la mañana”. Por lo general, este pensamiento no representa tanto un deseo ferviente de matarse sino un deseo de aliviar su dolor.

Es normal tener estos pensamientos; sin embargo, no lo es si pasa de ser una idea a un plan concreto. A veces, el cuerpo, la mente y el espíritu pueden doler tanto que se pregunte si alguna vez volverá a sentirse vivo. Solo recuerde que encontrará el significado constante de la vida en el trabajo duro que debe lograr. Acepte la ayuda que le ofrezcan mientras tenga esperanzas de recuperarse.

Asegúrese de conseguir ayuda de inmediato si piensa concretar cualquier pensamiento suicida. A veces, la estrechez de miras no le permite ver las posibilidades que tiene. Elija vivir, en honor a la memoria de la persona que ha fallecido.

Instancias de festividades y aniversarios

Es normal que las instancias de vacaciones y aniversarios abran paso a “punzadas” de dolor. Los cumpleaños, los aniversarios de bodas, los días festivos como la Pascua, el Día de Acción de Gracias, Hanukkah, Navidad y otras ocasiones especiales provocan una mayor sensación de pérdida. En estas ocasiones, es probable que sienta un ataque de pena o aferramiento a los recuerdos.

Las “punzadas” de pena también pueden ocurrir debido a circunstancias que le recuerdan lo doloroso de la ausencia de su ser querido. Para muchas familias, hay ciertas ocasiones que tienen un significado especial vinculado con la unión familiar. Es en esos momentos donde más se extraña a la persona fallecida. Por ejemplo, al comienzo de la primavera y del invierno, en una celebración del 4 de julio o en cualquier instancia donde existan actividades que se compartieron en pareja o en familia.

Lo más importante, quizá, es recordar que estas reacciones son naturales. A veces, los días antes de las vacaciones o aniversarios son incluso peores que el día en sí de la ocasión.

Aunque es bastante interesante el hecho de que a veces el reloj interno le recordará una fecha de aniversario que pudo haber olvidado. Si observa que se siente deprimido o que sufre de “punzadas” de pena, es posible que sea una reacción por un aniversario. Tenga presente que esto es normal. Prepárese cuando sepa que se avecinan momentos dolorosos para usted. Desafortunadamente, algunas personas de luto no le mencionarán a nadie las fechas de aniversarios, vacaciones u ocasiones especiales. Esto provoca que se sientan más aislados y sufran en silencio. No permita que le suceda a usted. Reconozca que necesitará apoyo y planifique cómo conseguirlo.

Los aspectos tratados anteriormente con respecto al consuelo y la pena son sólo una guía muy general de las posibles experiencias que puedan estar relacionadas con la pregunta “¿estoy loco?”. Sin embargo, esperamos que esta información lo ayude a comprender mejor lo normal que es este proceso único de luto. En el artículo final del documento, se explorarán los siguientes temas: ataques de pena o aferramiento a los recuerdos, cambios de humor repentinos, síntomas para identificar enfermedades físicas, impotencia e indefensión, sueños, experiencias místicas y enfoque en sí mismo.

Referencia: Lewis, C. S.: “Una pena en observación” (A Grief Observed), 1963, Seabury Press, Nueva York, NY.

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